lunes, 25 de noviembre de 2013

EL PLACER DE LAS PEQUEÑAS COSAS


 






                                                       Las fotos las hizo ayer San :)


Tengo tantas cosas en la cabeza que se amontonan, pero por suerte tengo, sólo a veces, la capacidad de concentrarme en una y sólo una. El fin de semana ha sido frío, pero ha salido un sol hermoso, así que por la mañana aprovechamos para hacer recados y dar paseos. Y oler el viento helado, y sentarnos a tomar un té caliente. Dejamos la tarde para disfrutar de las horas sin obligaciones, y poner una película de sobremesa, y dormirnos un ratito y merendar y tejer y hablar y hablar y hablar...
 

miércoles, 20 de noviembre de 2013

A LA CALLE

 










Esta mañana me he despertado temprano. Hacía un poco de frío en casa. Ese frío que huele a invierno y que se quita con unos buenos calcetines y una chaqueta de lana. Lo primero un té caliente. Y tomar alguna nota, acompasar los pensamientos mientras va templando el cuerpo. Hoy no me iba a quedar en el sofá toda la mañana. Pasara lo que pasara, hoy iba a salir a caminar lo que me diera la gana. Tanto reposo entontece, me digo. Y al menos con la lluvia me resultaba más fácil pero han sido muchos días y las piernas y el espíritu estaban ansiosos de aire fresco. Así que he cogido la cámara y he salido a dar un largo paseo en esta mañana soleada. También he aprovechado para hacer una visita a alguna de mis tiendas favoritas y he vuelto a casa feliz. Y también con un mantel, y una palangana metálica con grabados marroquíes. ( ¿Por qué? )

domingo, 17 de noviembre de 2013

EMPACHO CELESTE

 



Estas fotos poco tienen que ver con el texto hoy. Pero me encantan y por eso las cuelgo. A lo que iba. La culpa de todo la tiene el azul. No el azul cobalto, el marino, el zafiro, el añil, el índigo, tampoco el azul  de Prusia o el majorelle. Si escribo esta entrada es por el azul celeste, o lo que podría también llamar "a vueltas con el género".  Últimamente, todo han sido  preparativos, y compras y regalos, ir a tiendas de ropa infantil y grandes almacenes, visitar lugares que casi nunca antes había pisado. Pues bien, me ha sorprendido hasta la parálisis ver sistemáticamente dos filas. Una rosa. Otra azul. Y nada más. Entonces, he notado que cada vez me irritaba más. Que cuando entraba en una tienda el malestar crecía. Pasaban los días y era superior a mi esa segregación alienante en dos horribles tonos pasteles. Empecé a pensar en el género y hasta qué punto estamos determinados socialmente incluso antes de venir al mundo. Empecé a pensar cómo de manipulado puede ser nuestro conocimiento y el lugar que ocupamos, ese  que sin elegirlo ya nos corresponde. Y no estoy hablando de sexo. Ni mucho menos.

Necesitaba aclarar las ideas y buscar ayuda. Compré "Psicoanálisis y feminismos. Pensamientos fragmentarios", por Jane Flax, que dirá:

 



Sigo leyendo este libro estupendo. Sigo haciéndome preguntas. Sigo odiando el color celeste.

martes, 12 de noviembre de 2013

ESTOS DÍAS






Si. Sigo aquí. Esperando. En reposo. Simón está un poco pequeño para su edad. Tienes que comer más, me dicen. Y yo como. Y duermo. También sigo tejiendo mientras se acerca cada vez más el día. Y veo pelis, y leo todo lo que puedo. Antes estaba más nerviosa, pero a medida que se acerca el momento voy tranquilizándome y pensando menos en ello y más en un poco más allá. ¿Cómo será su adaptación al mundo? Todas las madres queremos lo mejor para nuestros pequeños y todas proyectamos un millón de cosas que guardamos dentro de nosotras. No todas esas cosas son tan buenas, pero es el lugar donde le tocará crecer y vivir y convertirse en persona. Lo más importante ocurre en los primeros momentos, en los detalles más insignificantes, en aquello en lo que no nos damos cuenta. En esta casa, con esta madre y este padre, en Madrid, en esta cuna de rafia, con estos abuelos y una gata, con todo esto y un millón de cosas más va a nacer este pequeño, nuestro pequeño. Deseo que  encuentre un mundo lo más acogedor posible. Un mundo amable lleno de amor.

Leo "Informe del interior", un libro donde Paul Auster a sus 66 años reflexiona acerca de su  infancia, de su yo niño, y profundiza en todos los recuerdos que han hecho de él el escritor y la persona que ha llegado a ser:

"Al principio todo estaba vivo. Los objetos más pequeños estaban dotados de corazones palpitantes, y hasta las nubes tenían nombre. Las tijeras caminaban, teléfonos y cafeteras eran primos hermanos; ojos y gafas, hermanos. El reloj tenía cara humana, cada guisante de tu plato poseía una personalidad diferente, y en la parte delantera del coche de tus padres la rejilla era una boca sonriente con numerosas piezas dentales. Los lápices eran dirigibles; las monedas, platillos volantes. Las ramas de los árboles eran brazos. Las piedras podían pensar, y Dios estaba en todas partes.

No era difícil creer que el hombre de la luna era un hombre de verdad. Veías cómo te miraba por la noche desde el cielo, y no cabía duda de que era la cara de un hombre. Poco importaba que aquel ser no tuviera cuerpo: en lo que a ti se refería seguía siendo un hombre a pesar de todo, y la posibilidad de que existiera una contradicción en todo aquello no se te pasó una sola vez por la cabeza. Al mismo tiempo, era perfectamente verosímil que una vaca fuese capaz de saltar sobre la luna. Y que un plato saliera corriendo con una cuchara.

Tus pensamientos más tempranos, restos de cómo vivías de pequeño en tu interior. Guardas sólo algunos recuerdos, elementos dispersos, breves destellos de reconocimiento que surgen inesperadamente en ti en momentos aleatorios: suscitados por algún olor, el tacto de algo, o la forma en que la luz recae sobre un objeto en el presente de la edad madura. Al menos piensas que recuerdas, te parece recordar, pero puede que no recuerdes en absoluto, o sólo rememores alguna evocación posterior de lo que crees que pensabas en aquel tiempo lejano que ya está casi perdido para siempre."

miércoles, 6 de noviembre de 2013

PROBANDO

 

 



 Aprendo a hacer fotos yo sola. Jugando. Sin clases previas sin teorías. Pruebo la cámara. Pongo más exposición. Menos. Poco a poco me fijo en otros detalles. La luz. El encuadre. Algunas me salen mejor que otras y es verdad, que a medida que practico va siendo más consciente el resultado. También miro  mucho, con detenimiento y sentimiento. Por qué algunas fotos de otros me gustan tanto, por qué otras casi perfectas no me llegan. Intento averiguar qué hay en su-mi interior y descifrarlo. A lo que iba. Que una de las cosas que peor se me da es hacer fotos dentro de casa. Y mira  que me gustan. Casi nunca acierto. Pero esta mañana entraba una luz preciosa por la ventana, y sin desayunar, he cogido la cámara y me he puesto a disparar sin prisa. Ayer compré algo de ropa al pequeño y ya me lo imagino dentro. No puedo evitarlo, lo veo guapísimo con este traje de paje. Así que aquí lo comparto. Y estoy más contenta que otras veces con las fotos. El enano me inspira. Y me emociona cada día.

lunes, 4 de noviembre de 2013

TODO ES UN AUTORRETRATO

 







Así comienza mi lunes. A las 11 de la mañana. Con cara de sueño. Café con galletas. San se va al trabajo. Yo me quedo. Descanso. Recoger un poco en casa. Leer. Ha sido un fin de semana estupendo. Y la barriga crece. Y me alegra aunque ya casi no pueda moverme. Y hay alrededor algo así como felicidad cotidiana. A pesar de las nubes y los vientos.