lunes, 31 de marzo de 2008

Think Different!


A menudo me pasan cosas extrañas que tiendo a transformar en mágicas. La gente que me rodea, mis amigos, se ríen conmigo. Ya me conocen.
Hoy ha ocurrido.Volvía caminando a casa, hace un ratito, con mis gafas, mis tejanos, mis enredos. Al cruzar la calle Alcalá me ha parado un indú santo. Pequeñito buda con una sonrisa eterna: me pregunta mi nombre( no me asusto, no me resulta raro, no recelo),me mira, podría ser la bondad si tuviera forma humana, abre los brazos como para agarrar el mundo y me estrecha,me da dos besos, me bendice (en realidad no sé cómo se bendice, pero debe ser algo parecido).
De pronto, por una milésima de segundo la ciudad se para. Instante infinito. Cuando reacciono el hombre ha desaparecido, mezclado ya con el ruido, los taxis, las luces, los empujones y las prisas.
Yo, que no creo, sonrío entonces y pienso que algo bueno está viniendo

miércoles, 19 de marzo de 2008

VIDEO DE AMNISTIA INTERNACIONAL

EL MAR


ILUSTRACION: "LA GRAN OLA" DE HOKUSAI

Así fué cómo descendió hacia el mar, del modo más dulce del mundo, llevada por la corriente, a lo largo de la danza hecha de curvas, pausas y titubeos que el río había aprendido en siglos de viajes, él, el gran sabio, el único que sabía el camino más hermoso y dulce y apacible para llegar al mar sin hacerse daño. Descendieron, con esa lentitud decidida al milímetro por la sabiduría materna de la naturaleza, introduciéndose poco a poco en un mundo de olores, de cosas de colores que día tras día desvelaba, lentísimamente, la presencia lejana, y después cada vez más próxima, del enorme regazo que los esperaba. Cambiaba el aire, cambiaban las auroras, y los cielos, y las formas de las casas, y los pájaros, y los sonidos, y las casas de la gente en las orillas, y las palabras en sus bocas. Agua que se deslizaba hacia el agua, galanteo delicadísimo, los meandros del río como una cantinela del alma. Un viaje imperceptible.
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Para que nadie pueda olvidar lo hermoso que sería si, para cada mar que nos espera, hubiera un río para nosotros. Y alguien- un padre, un amor, alguien- capaz de cogernos de la mano y encontrar ese río- imaginarlo, inventarlo- y de depositarnos sobre su corriente... (...)
Fragmento de "Océano Mar" de Alessandro Baricco