Desde hace dos días ya de vuelta en la ciudad pero con la cabeza aún en la huerta. Retomamos rutinas, madrugones, trabajos, citas...pero hoy las comidas saben mejor que nunca y aún huele a campo en la nevera. Ahora que debo cuidarme más que nunca y que tengo tiempo para pensar en la cena, preparo e imagino los platos y las recetas con tiempo, voy al mercado, escojo los ingredientes con mimo, toco la fruta, la verdura, huelo, miro fijamente al pescado y si alguno me guiña su ojito brillante me lo llevo. Por la tarde, cuando baja el sol, salgo al balcón y miro mi calle desde arriba, me doy la vuelta y corto un poquito de albahaca de hoja grande, o perejil, o romero, para la fuente del horno o la ensaladera. No podía volverme a Madrid sin traerme un trocito de esa tierra.
P.D. El macetohuerto balconero va aumentando, cada vez hay más variedad y más posibilidades. Aún no me he atrevido con hortalizas, pero visto lo bien que crecen las aromáticas creo que voy a lanzarme con algo más serio ;)
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