domingo, 24 de abril de 2011

FRAGMENTOS DE INVISIBLE



"Comprendí que me había equivocado de enfoque. El hecho de escribir sobre mí mismo en primera persona me había obligado a contenerme, haciéndome invisible, impidiéndome encontrar lo que andaba buscando. Me hacía falta distanciarme, dar un paso atrás y crear un espacio entre mí mismo y el tema (que no era sino mi propia persona).

Las horas se suceden despacio, y allí sentado, en la cuarta planta de la Biblioteca Butler, notas que la polla se te pone tiesa. Ahora siempre la tienes dura, continuamente, con la más firme de las erecciones, y a veces la tensión es tan grande que te levantas de la mesa, te precipitas por el pasillo al servicio de caballeros, y te la machacas en el retrete. Te das asco a ti mismo. Te sorprendes de lo rápido que cedes a tus deseos. Cuando te subes la cremallera juras que nunca volverá a suceder, que es exactamente lo que te dijiste hace veinticuatro horas. La vergüenza te persigue cuando vuelves a la mesa, y te sientas preguntándote si no te pasará algo grave. Concluyes que nunca te has sentido más solo, que eres la persona más triste y sola del mundo.

Deja la pluma, se rasca la cabeza, suspira. Espontáneamente, un olvidado versículo del Eclesiastés surge con estruendo en su conciencia. Y dediqué mi corazón a conocer la sabiduría, y entender las locuras y los desvaríos... "


P.Auster

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