lunes, 18 de abril de 2011

CONVERSACIONES AL MEDIODÍA

Esta mañana ha venido Bolo a verme al trabajo. El día estaba precioso así que he aprovechado para disfrutar de la calle un rato. Plácidamente, nos hemos dado un paseo hasta la vuelta de la esquina, hemos escogido un banco bajo una sombra y nos hemos sentado sin otra intención, que saborear un instante de mediodía al sol. Teníamos mucho que contarnos y muy poco tiempo, pero como casi siempre me pasa con Bolo, ocurren tantas cosas inesperadas, desordenadas, fugaces visiones y grandes destellos en ese pequeño encuentro. Hemos hablado en un momento de poesía, de música, de ser-humano, del arte y la belleza, de la esencia, que ya se basta en y por sí misma para convertirse en verdadera, de cómo nos encontramos a nosotros mismos en el acto de la creación, que es en realidad el verdadero sentido, el encontrarse, más allá de otras pretensiones. -Tratando de valer te olvidas de ser-


Además de su compañía y sus palabras sabias, Bolo me ha traído, siguiendo con esa búsqueda de lo minúsculo, del concepto puro y sin adornos, un regalo precioso, un libro de Eduardo Scala TESTO TEXTO y me cuenta que el domingo pasado, paseando en el Rastro con Pablo Milicua, éste le dijo: Bolo, ¿tú sabes lo que necesita de verdad el arte?- aficionados.







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