lunes, 5 de noviembre de 2007

ES DOMINGO AQUÍ Y EN PERNAMBUCO

Aquel domingo desperté con la misma sensación de todos los domingos desde…No podía recordar. Entreabrir los ojos y pensar en un día entero por delante sólo conseguía que me enroscara aún más, que me tapara la cabeza con la manta e intentara aguantar durmiendo hasta que el dolor y el entumecimiento de todo el cuerpo me sacaran definitivamente del sueño. Vista desde fuera, era como el elefante tragado por la boa de Antoine. Por fin me levanté. Con las manos temblorosas puse la cafetera en el fuego y encendí un cigarro. Abrí la ventana, al menos había salido el sol y mi vecina escuchaba a Miles Davis. (¡Y yo otra vez con esta mierda de ansiedad, hostia!)

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