Después de una semana asfixiante, el fin de semana ha sido largo. Largo e intenso. Y cuesta reengancharse al día a día y seguir con las rutinas, con los quehaceres cotidianos, dejando de lado esos momentos complicados. Aún así la naturaleza es sabia. Y basta con estar alerta para sentir que la brisa cambia y lo que antes era irrespirable y espeso se vuelve con el paso de los días liviano y fresco. Así, dejándome llevar tan sólo por el aire, ha llegado un maravilloso martes.
Vitaminas:
-Abrir los ojos cada día y abrazarme a S. para seguir durmiendo
-Notar las patadas alocadas de Simón después del mediodía
-Un desayuno delicioso en Mama Framboise con Nahi, y no parar de hablar y reír y hacerme tan feliz
-Tener una compañera de "tea swap" tan dulce y talentosa como Vibeke, ya estoy deseando preparar el paquete
-Escuchar una y otra vez el último disco de Iron and Wine y no cansarme
-Pensar qué voy a preparar para la cena y salir como un duende a por los ingredientes para luego degustar un plato para chuparse los dedos (hoy tocan lentejas :)
Y podría seguir, pero creo que es suficiente para un día como otro cualquiera
2 comentarios:
Perfecto!!No hace falta mas!
Un abarazo
Suerte Anna!! las aventuras siempre traen cosas maravillosas ;)
Besos
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