lunes, 12 de noviembre de 2012

REFLEXIONES DESPUÉS DE SITGES






El inconsciente se manifiesta como navegante de la sorpresa. Acceder al inconsciente, reconocer la profundidad de la herida, se resuelve siempre en una aceptación sincera del asombro, admirándonos ante las barreras y silencios que en torno a la herida hemos ido construyendo sin apenas saberlo. Saber del inconsciente no es disponer de un discurso nuevo, que innova, recopila o traduce los anteriores, sino atrevernos a pasear por los labios sensuales de la herida sin cargarnos de significaciones ciertas ni dañar a los demás con nuestra violencia.

Fernando Colina (Prólogo de El Hombre sin Argumento de F. Pereña)



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