viernes, 25 de enero de 2008

A FLOR MAIS GRANDE DO MUNDO


(Emocionada). Es una pena que no
lo haya encontrado en la red para poder compartirlo con vosotros. Ayer en la IX edición de Cortogenia en Madrid se proyectó (entre otros) «A flor máis grande do mundo», del compostelano Juan Pablo Etcheverry , primera adaptación en género animado de un cuento de José Saramago. «Viendo este corto hemos disfrutado, se nos han caído las lágrimas», explicaba su compañera y traductora, Pilar del Río. Esta es la adaptación de un cuento que, relató Saramago, ideó y escribió hace más de treinta años y que, por azares, llegó a su editor (en España lo publicó en el año 2001 Alfaguara), y luego a Emilio Aragón, quien pone la música; y, finalmente, a Chelo Loureiro y Pancho Casal, de la productora Continental, que con tino dejaron la historia en manos de Juan Pablo Etcheverry. El compostelano es, junto al ilustrador Diego Mallo, el responsable de esas lágrimas de las que hablaba Pilar del Río. Siete meses de trabajo en un piso de Ferrol llevó esa obra artesanal, en plastilina, material de siempre para una obra del siglo XXI. El cortometraje, de unos diez minutos y en cuya elaboración han colaborado la Xunta y el Concello de Ferrol, tiene como narrador al propio Saramago, y así aparece, ataviado como una suerte de horticultor. «Quedaré para siempre condenado a verme no sólo en plastilina, sino también con sombrero», bromeaba. Recrea la historia de un niño que da agua a una flor en mitad de un secarral que se convertirá en chalés. Es una historia de utopías, de imposibles también, y de muchas preguntas...

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