miércoles, 21 de noviembre de 2007

CAFE POMPEYA


Todas las tardes, despues de mi clase de dibujo me gusta ir paseando hasta el Café Pompeya y allí sentarme a merendar, como es debido. Suelo estar una hora, quizá hora y media y es el rato del día que me guardo para mí. A veces leo el periódico, casi siempre La Vanguardia, y no por ningún oculto e inconfesable capricho si no porque suele ser el único que queda en la mesa de la prensa, y poco a poco, a fuerza de costumbre, he empezado a aficionarme a sus entrevistas peculiares de última página y a saber el tiempo que hará en Vic, Girona o Reus. Una que también tiene sus extravagancias, qué vamos a hacer...Otras veces observo, me acompaña a menudo gente "de teatro" de toda la vida, que hablan poco de teatro y más de negocios y oscuras tramas, mezclados con turistas americanos despistados y tríos de señoras muy aseñoradas con sus tés a la inglesa y su tostada. Me quedo en éxtasis, qué placer, no hacer nada de nada y disfrutar del sandwich mixto y el café ("sí, con leche caliente, por favor")

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